jueves, 14 de julio de 2011

SOY


Soy una infancia sin niño, un estribillo sin canción, una rima sin poema, un epílogo sin libro…

Soy un sexo prematuro en el país de siempre jamás…

Soy el final feliz de una película porno...

Soy un pródigo sin hijo…

Soy café en tus labios insomnes…

Soy un cielo enfermo de lluvia…

Soy el silencio en tus conversaciones…

Soy un gato en la cornisa de tu mirada...

Soy el que siembra letras y recoge epitafios…

Soy una espina que no conoce garganta…

Soy una garganta exploradora de profundidades…

Soy un diablo desalmado que vendió su noche a un sol injusto…

Soy un clandestino trasplantado de corazón…

Soy un corazón donante de clandestinidades…

Soy una sombra que enmascara sueños cuando enciende la luz…

Soy un pecado mansamente pasivo en boca ajena…

Soy la tormenta perfecta que derrama océanos sobre frentes marchitas…

Soy un mar que no conoce la calma…

Soy un viento que solivianta vidas que acaban en mares muertos…

Soy fango, písame, moldéame…

Soy pie, que anda las historias, que camina las músicas, que conduce a ninguna parte…

Soy boca prohibida receptora de besos furtivos…

Soy el que amo como odian los amantes…

Soy sexo en tu mano mutilada…

Soy el que se reencarna en el olvido…

Soy poco, cuando no amanezco por fin…

Soy un libro virgen, un poema encadenado, una canción triste, un niño sin cumpleaños.

Soy...

miércoles, 5 de mayo de 2010

MAREA HUMANA, por Benjamín Prado


Mi amor me dijo un día:
-No olvides que te quiero y olvídate de mí.
Yo intento obedecerla,
partirme en dos y ser como el ángel de Borges
que volaba a la vez a oriente y occidente,
al norte y hacia el sur.
Partirme en dos y que uno de nosotros
pueda seguirla siempre,
pueda siempre creer que no se ha ido.

Al hombre que no olvida que le quiere
no lo van a vencer ni el tiempo ni la duda;
no podrá la tristeza cavar en él sus minas
o el desánimo abrir sus embajadas.
Y tachará las sombras,
simplemente,
con escribir su nombre:
como cuando corrige la oscuridad del mundo
la gramática blanca de la nieve.

El hombre al que suplica que la olvide,
sufrirá la distancia,
la amargura,
el silencio implacable que latido a latido
forma
su perla negra
dentro del corazón.
Y todo será igual que beber con las manos:
el agua que retenga no va a apagar su sed
y el agua que se escape, se llevará su vida.

Por las noches,
los dos
duermen pensando en ella.
Y al despertar,
hay uno a quien va a herir el sol
-porque los sueños arden con la luz
y la verdad, a veces, es una quemadura-
y otro que va a decirle:
-Como yo sé que sólo aquel que acepta el vértigo
se merece las cimas,
mi amor, sigue matándome,
que para mí no hay muerte más hermosa
que morirme sin ti mientras te espero.


Benjamín Prado, Marea humana.

miércoles, 10 de marzo de 2010

PUTALIDAD


CASUAlidad es, cuando sin proponértelo te la encuentras. Llevas días, semanas, meses, años, vidas, soñando con esa escena de historia musicada, de película, de novela cebollera. Así que ahí estáis; frente a frente, latido a latido, pensamientos paralelos, encuentro, concierto.

CAUSAlidad es, cuando al cabo, pierdes el miedo y sales a buscar la sonrisa que le falta a tu felicidad. Y acabas encontrándotela en los sitios acordados. Retomáis el contacto hasta la próxima desventura. Porque todo tiene una fecha de caducidad. Pero disfrutas del momento presente y de una porción ínfima de futuro que está ahí, brindándote otra oportunidad.

PUTAlidad es cuando CASUAlidad y CAUSAlidad te alejan del sueño y del efecto.

domingo, 20 de diciembre de 2009

PAREJAS. POR BENJAMÍN PRADO




Por lo mismo que une a Vallejo y los miércoles,
el mercurio y Bob Dylan,
Neruda y las ballenas.
Esas son las razones por las que estás conmigo.


Y también porque sabes todo lo que importa:
porque entiendes al niño que llora entre los árboles;
a la mujer que sueña con oscuras cocinas,
con cucharas que buscan su corazón partido.


Silenciosa, lámpara interminable,
yo pronuncio tu nombre para saber qué somos.
Te llamo bosque azul,
pájaro del océano,
estrella entre dos torres,
luna sobre la isla.


Tú te acercas;
entras en el poema
y desde ese poema abres una ventana,
descuelgas un teléfono,
coges un pez en la palabra río.


Estás aquí
y fuera se oyen voces,
gente que aún se mueve en donde ya no hay nadie,
una sirena,
un hombre que a lo lejos
pasa junto a nosotros:
ruidos de algún lugar en el que ya no estamos.


Por lo mismo que Julio Cortázar y el boxeo,
Bukowski y los hoteles pintados de naranja.
Handke y los lanzadores de cuchillos.
Por eso.
Esas son las razones por las que estamos juntos.

martes, 3 de noviembre de 2009

FUN, FUN, FUN.



Hace un par de semanas paseaba por la parte vieja de mi ciudad. Pisaba las hojas que habían sobrevivido a su suicido otoñal. Miraba las piedras silentes y buscaba alguna musa que me besara en la boca entre café y café.


Me descubrí acariciando el otoño, oliéndolo, empapándome de melancolía pura. Entonces un escaparate llamó mi atención. Vi a San José, la virgen, virgen María, el niño Jesús, un buey, un burro, un Ángel aún no caído colgado de un árbol nevado y apuntando su boquita angelical hacia un grupo de pastores que corrían a adorar al niño que ha nacido ya, que ha nacido ya.


Me quedé petrificado por la amplia sonrisa del niño yacente. Y por las amplias tetas de la escaparatista, también. Pero no ha sido esto último lo que hasta hoy no me ha permitido escribir. Hasta hoy no he abierto este blog. Aunque sabía desde el día de autos y de paseos ocres que hablaría sobre un niño prematuro.


Y he hablado con el mejor amigo que un niño diablo puede tener. Y me ha regalado, y eso que ni es mi cumpleaños ni estamos en reyes, bueno, o eso creo... el título para este contenedor de letras, de historias que brotan de y desde mis cafés.


Así que sí. Que la Navidad cada vez llega antes. Que faltaban tres meses para que naciera ese niño que según la tienda de moda y de modas ha visto la luz de las rebajas. Para el veinticinco de diciembre el recién nacido ya no será un recién nacido. Andará dándole que te pego al buey, al mulo, tirándole de las orejas a su seudo padre, pidiéndole la merienda a su madre más virgen que antes de alumbrarlo. Y, sobretodo, con semejante aprendizaje, cuando vea llegar los reyes con sus regalos dirá que vaya mierda. Que en la tienda donde él nació hay cosas mucho más chulas.


Y, la verdad, ojalá hubiera nacido en un pesebre así. Y sentirme Rómulo y Remo. Y ser alimentado por esa loba que me ofrecía su sonrisa pre navideña.


Pero no creo en la Navidad que llega cuando aún guardo luto por el verano. No debe ser muy bueno mezclar polvorones y sangría en una terraza estival. Porque si fuera así, así de cierto, ese niño moriría crucificado en febrero. Aunque tiempo al tiempo, que como al corte inglés le de por darle matarile antes de Semana Santa para adelantar las rebajas... no habrá milagro que lo salve.


En fin, fin. Yo también quiero ser el primero en algo: Feliz Navidad, joder, por si alguno de vosotros cree y crece con ella.